Desde la Asociación 'Bullaque Vivo' avisan a la Junta y a los ayuntamientos de los malos olores y los purines que pueden afectar a los vecinos de los pueblos del entorno
La larga lucha contra las macrogranjas en Cuenca, donde los cerdos doblan a los habitantes
Mariano Cebrián
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El artículo 45 de la Constitución Española afirma que «todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo». Por si esto no fuera suficiente, dentro del artículo cuarto del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, aparece como un objetivo primordial de la Junta de Comunidades, «el fomento de la calidad de vida, mediante la protección de la naturaleza y del medio ambiente y el desarrollo de los equipamientos sociales, con especial atención al medio rural».
Estos argumentos deberían ser suficientes para que el Gobierno autonómico, que además aprobó en 2021 una Ley frente a la Despoblación y para el Desarrollo del Medio Rural, tuviera más en cuenta la realidad que viven algunas comarcas y pueblos de la región debido a la proliferación de macrogranjas porcinas cerca de núcleos poblacionales. Para evitar las consecuencias de estas explotaciones ganaderas -malos olores y purines, entre otros problemas-, en una zona de Ciudad Real llevan en pie de guerra cerca de dos años. En El Robledo, de construirse una de esas instalaciones proyectadas, podrían contar con cerca de 4.000 cerdos (ampliables) en un municipio de poco más de 1.000 habitantes. Allí el peligro sería la posible contaminación del río Bullaque, uno de los últimos ríos vivos de España que se encuentra dentro de la Red Natura 2000 y que se ubica muy cerca de donde se prevén las macrogranjas. Mariano Cebrián La polémica se ha suscitado por nuevos proyectos en El Robledo (Ciudad Real) y Aliaguilla (Cuenca), con 61 expedientes afectados por la normativa de la Junta de Comunidades Es allí, precisamente, cerca del Parque Nacional de Cabañeros, donde la compañía Ibéricos Vallehermoso pretende instalar dos macrogranjas porcinas próximas con capacidad para 1.999 cerdos de cebo cada una. De aprobarse, estos proyectos atentarían contra la moratoria de este año del Gobierno de Castilla-La Mancha, cuyo límite son 2.000 cerdos y con vigencia hasta el próximo 31 de diciembre. Un proyecto que cuenta con la oposición de un buen número de vecinos no sólo de El Robledo, donde se ubicarían, sino también de Piedrabuena, Porzuna, El Torno y Luciana como municipios afectados. Para canalizar todo ese malestar se creó la Asociación 'Bullaque Vivo' -nacida anteriormente como plataforma vecinal-, que hasta la fecha cuenta con unos 200 socios y ha recogido más de 16.000 firmas en contra, a la vez que ha presentado alegaciones a los mismos y ha ofrecido numerosas reuniones informativas tanto en El Robledo como en Porzuna y Piedrabuena, otro de los municipios afectados. Actualmente, según informa a ABC el portavoz de esa organización, José Falquina, el proyecto se encuentra en tramitación, pendiente del informe ambiental de la Consejería de Desarrollo Sostenible. «Entendemos que el proyecto presentado por los promotores no recoge las afecciones medioambientales que podría ocasionar, ya que los estudios de impacto ambiental están llenos de deficiencias e irregularidades», asegura Falquina, que también alerta de la contaminación odorífera que puede generar. «La explotación porcina se situaría a menos de dos kilómetros de la aldea de Las Tiñosillas -dentro del término municipal de Porzuna- y a unos cuatro kilómetros del casco urbano de El Robledo, por lo que los malos olores serían insoportables», explica.Clamor en Castilla-La Mancha contra las macrogranjas, pese a la moratoria del Gobierno
El turismo, también en riesgo
El vocal de 'Bullaque Vivo' cree además que la macrogranja comprometería la viabilidad de un sector tan importante como es el turismo porque, por ejemplo, El Robledo cuenta con más de 20 casas rurales y otros alojamientos turísticos de los que viven numerosas familias de la zona. Por el contrario, Falquina apunta que el proyecto «no tendría una repercusión económica importante en el municipio, puesto que solo crearía dos puestos de trabajo, y la empresa reconoce que completaría el proceso de elaboración de sus productos en Salamanca, desde donde gestiona y prepara todos los pedidos para sus clientes. Es decir, que por beneficiar a cuatro, se va a perjudicar a los vecinos de muchos pueblos».
La asociación sigue realizando acciones tanto informativas como de protesta, como la que han anunciado el próximo sábado, 10 de agosto, el tradicional 'Abrazo al Agua' en la conocida como Tabla de la Torrontera, en el río Bullaque, a unos 600 metros de donde se instalaría una de las instalaciones. Eso, acompañado de reuniones con los consistorios afectados para recabar apoyos, como la próxima semana en Piedrabuena, la moción conjunta contraria a la macrogranja aprobada este vieres por el PP y el PSOE en el Ayuntamiento de Porzuna, o los intentos de que el consistorio de El Robledo, municipio donde se ubicaría el proyecto, se pronuncie a favor o en contra.
Algo que desde 'Bullaque Vivo' ya han pedido al actual alcalde robledano, Gustavo Ormeño -de la Agrupación Robledana de Electores Independientes-, sin respuesta concluyente hasta el momento. Lo único que manifestó, señala José Falquina, es: «Para evitar esfuerzos innecesarios y campañas que promuevan la desinformación ciudadana con divulgación, los expedientes se atenderán según lo marque la legalidad. No se incluirá favoritismo ni atajo, pero tampoco se va a impedir, que para poder hacer trámites, se retrase el procedimiento».
Lo curioso es, a juicio del portavoz de la asociación, el «cambio de criterio» de la Agrupación Robledano de Electores Independientes desde cuando estaban en la oposición a ahora. De hecho, en un pleno municipal celebrado el 22 de septiembre de 2022 se votó por unanimidad en contra del proyecto porcino, incluido este partido, «por entender que hay afecciones importantes en contra de los intereses del municipio y que los beneficios no repercutirán prácticamente en El Robledo», según se recogía en el acta. «No sé a qué obedece el viraje, pero prefiero no saberlo», concluye José Falquina.
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